...Y casi por casualidad, atracaste en mi pequeña vida.
Había oído de tí, sabía que eras grande, auténtica.
No nos hizo falta mucho tiempo para hacernos compañeros de existencia.
Y así, hemos regado conversaciones, besos y abrazos con licores añejos,
nos hemos sentado a descansar en el suelo
con regusto a melocotón en la boca,
con regusto a melocotón en la boca,
hemos compartido pedacitos de nuestras almas,
mientras unos venían y otros se iban.
Casi siempre nos separan millones de gotas de agua,
millones de palabras.
Sabes que no soy perfecto,
que soy así, olvidadizo y despistado.
También sabes que te quiero, que siempre me acuerdo de tí.
Imposible no recordarte,
sabiendo que todos nosotros nos sentimos mejores personas cuando nos sonríes.
Quiero que sepas que contigo, yo no practico el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario